Las monarquias siempre han deslumbrado a muchos con su gran despliegue de lujo, sumisión y derroche, con historias romanticas de principes azules y reyes con todo un séquito de servidores a su disposición, que no hacen otra cosa sino esperar que todos se rindan a sus pies, los admiren les rindan pleitesía y les sirvan, con razón Jesús aclara que su reinado no es de este mundo (Juan 18, 36).
En el evangelio de hoy (Lucas 23, 35-43), el Señor es desafiado tres veces a dejar la cruz y demostrar su poderío como Rey o Mesias, sin embargo tanto en ese tiempo con hoy el reinado de Jesús es malentendido, El es un Rey poderoso en justicia, misericordia, paz y amor, y nos pide cada día a que implantemos ese verdadero y eterno reino en este mundo siguiendo su ejemplo con nuestro testimonio de vida, viva Cristo Rey que viva..